Siete de la tarde, viernes. Un centro comercial de una gran ciudad. Mareas de gente que van y vienen. Tiendas-escaparate, bares, restaurantes, cines. Consumismo concentrado. Alberto pasea solitario en medio del maremagnum, pensando si meterse o no en el cine. A decir verdad ninguna película le atrae demasiado y su economía no está para gastos tontos. Pero, ya que está allí, se acerca, indeciso, a la cartelera del cine. Después de estar un rato mirando las pelis y los horarios se decide por una de acción con tintes futurísticos. Prefiere no llamarla de ciencia ficción, sería una traición a su género literario favorito. Y, además, es la que mas se adecúa, por horario, a sus planes para mas tarde. Al cabo de poco mas de dos horas sale del cine con una medio sonrisa en la cara. La peli no estuvo mal, entretenida cuanto menos.
El aparcamiento está a rebosar, no se lo que voy a tardar en encontrar el coche. Pero en apenas unos minutos se está montando en él, poniéndolo en marcha y saliendo despacio del aparcamiento del centro comercial en dirección a la cercana autovía. En el coche suena Octavarium de Dream Theater.
Que perra vida esta. Te pasas el día en el curro por cuatro euros y, encima, no hay manera de conseguir follarte a una mujer sin tener que pagar por ello. Aunque, por otro lado, ¿qué mejor forma de ganar experiencia que con las profesionales?. En el fondo es como si pagaras por clases magistrales de sexo. Coño, pero si hoy hay luna llena. No se si lo mejor será que me vuelva a casa... bah, ya que estoy.
El coche de Alberto está aparcado entre los pocos que hay esa noche en su club favorito. Dentro se desarrolla una escena parecida a la de la última vez que estuvo allí. Hoy le ha tocado en suerte una mulata de pechos y caderas generosas.
A los diez minutos de faena se escucha un grito femenino en la habitación:
– ¿¡Pero qué es esto!?
– Mi polla.
– Pero si tu polla está en mi chocho. Yo me refiero a lo que me está entrando por el culo.
– Mi otra polla. ¿A que nunca te había penetrado un solo tío a la vez por delante y por detrás?
– Pe... pe... pero eso es imposible!!! -gritó la mulata cada vez mas asustada.
– Si, pero si te relajas y disfrutas puede ser tremendamente placentero.
– ¿Relajarme? Lo que quiero es que salgas de mí, de la habitación... ¿? ¡¡¿Qué coño pasa ahora?!!
– Oh, vaya es una se esas lunas. ¿Qué tal una tercera polla para tu boquita? Aunque también puedo seguir follándote los pechos con ella.
– ¡¡Para, por favor, para!!. Si hace falta te devuelvo el dinero...
– Hazme caso, relaaajate. Disfruta de la experiencia. Puede ser única en la vida. -Con una mano tapaba la boca de la chica para que sus gritos no asustaran a las personas de las otras habitaciones.
– ¡¡¡Mmmmm!!! -con las manos intentaba separarlo de si misma. Pero, quizás porque empezaba a sentir placer de verdad, quizás porque en el fondo no temía por su integridad física y menos por su vida, no ejerció demasiada presión. El se lo tomó como un juego erótico y siguió con la doble penetración. A todo esto, sólo la polla del chocho tenía un condón puesto.
– Nmmmm... esto empieza a gustarme. La lástima es que ya no voya poder estar sólo con un tío. Me estás dejando que ya sólo voy a valer para montármelo con al menos dos a la vez. Y puede que no me conforme con menos de cuatro.
– Ves te dije que te relajaras. Y tranquila, podrás seguir follando con un solo tío. Pero es cierto que ya nunca va a ser lo mismo.
– ¿Estas seguro?
– Pregúntale a Patricia. Si es que sigue trabajando aquí, hace tiempo que no la veo.
– Nos dejó la semana pasada. Se fué a trabajar a no se qué país tropical.
– Vaya al final va a ser verdad que la que “disfruta” de una sesión lunar conmigo solo vale para fiestas con varios tíos a la vez.
– Puede. Aunque... creo que es algo que suele hacer cuando se acerca... el invierno. Por lo visto, mmmm, no soporta el frío, se pone malísima. -dijo ella entre jadeos.
– Dejémonos de cháchara y centrémonos en lo que importa. -dijo el al tiempo que incrementaba el ritmo y colocaba su tercera polla entre los labios de la chica.
Placer. Orgasmo múltiple. Dos horas cobrando sólo una. Leche paterna y materna. Pezones enrojecidos y duros como piedras. Clítoris de acero. Sudor. Sangre. Marcas de arañazos en las espaldas. Tacto de piel en los huesos. Frenesí. Hoy no follo con ningún cliente mas. Voy a necesitar una ducha de media hora para recuperarme lo justo para bajar. A ver si me dejan detrás de la barra.
No vuelvo a salir con luna llena, dejo a las putas destrozadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario